Santo Rosario

 

La oración del Rosario marca el ritmo de la vida humana  (Texto del Libro: Madre Elvira) 
 
La oración del Rosario realza, desde el inicio de la Comunidad, nuestras jornadas.  De esta santa corona provienen  las vidas resucitadas de tantos jóvenes que pasaron por el Cenáculo, y la paz reencontrada de muchas familias desesperadas, que en la escuela de esta simple pero potente oración han vuelto a encontrar la serenidad y el perdón.
El Rosario es un grandioso don de Dios para la humanidad, porque a través de esta corona obtenemos gracias extraordinarias. Para algunos es una oración vieja,  monótona,pero nosotros podemos testimoniar que es un medio eficaz de sanación, de liberación, de paz y de reconciliación.
¿Por qué en la Comunidad rezamos  uno a la mañana temprano, otro en las primeras horas de la tarde y otro al atardecer? Porque esos momentos son una metáfora de  la aurora, la tarde y el ocaso de la vida: nuestra entera existencia.
El alba de cada día es el inicio de nuestra historia, por esto fijamos la mirada en el nacimiento de Jesús, lo encontramos a través del “Sí” de María, para que nuestra vida renazca, recomience cada día con Él. Para responder “Sí” a su proyecto de amor sobre nosotros hoy. 
Luego están las primeras horas de la tarde, la adolescencia, que frecuentemente es la edad más problemática, que busca los porqués más profundos. A los 12, 13, 14 años uno comienza a ver los defectos de sus padres, la escuela te queda chica, las diferencias entre ricos y pobres hacen sufrir, no sabes dónde ubicarte, hay una lucha absurda con los  propios sentimientos, que a veces genera  fuertes conflictos con uno mismo y con todo lo que nos rodea. Es un momento para el cual nosotros,  los educadores, no estamos jamás lo bastante preparados para hablar con la verdad en nuestras respuestas y ser convincentes frente a las preguntas profundas que los jóvenes nos hacen con sus protestas.
Por esto  en las primeras horas de la tarde, que es la adolescencia, cuando tantas preguntas quedaron sin respuesta, rezamos los misterios dolorosos, para que la pasión de Jesús sane las heridas, los recuerdos negativos, los juicios violentos y llenos de rabia que en esa edad han provocado en nosotros las falsas rebeliones y que nos han llevado hacia los caminos del mal.
Después viene el momento de la noche. Recitar el tercer Rosario es vislumbrar los años del cansancio, de la vejez, de la enfermedad, del ocaso de la vida. Con el Rosario en mano no te desalentarás, tendrás una plenitud, una claridad de mente y una extraordinaria libertad en el corazón.
Contemplando la resurrección de Cristo, preparas tu corazón para el encuentro definitivo con Él, descubres que el dolor da a luz una vida nueva, que la verdad y la realidad que te esperan es el cielo. Yo me estoy preparando para esos años, quiero llegar con luz en la mente, alegría en el corazón, una esperanza viva, un coraje siempre actual.
El Rosario es la oración de los últimos, los simples, los pobres, y por eso es la oración de María, simple y humilde, pero a la vez fuerte y potente a los ojos de Dios. Supo recibir el saludo del Ángel con una fe, un coraje y un corazón tan grandes que el Espíritu Santo generó en Ella el “fruto bendito de tu vientre”: ¡Jesús!
 
Santo Rosario
 
La Señal de la cruz 
En el nombre del Padre, del Hijo y 
del Espíritu Santo. 
Amén.
 
Canto o invocación al Espíritu Santo 
 
Creo en Dios
Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado muerto y sepultado,    descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica, la  comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén
 
MISTERIOS DEL ROSARIO
 

MISTERIOS DE GOZO

 
MISTERIOS DE GOZO (los días lunes y sábados)
1° La Anunciación del Ángel a María
2° La Visita de María a su prima Santa Isabel
3° El Nacimiento de Jesús.
4° La Presentación de Jesús en el Templo
5° Jesús perdido y hallado en el Templo
 

MISTERIOS DE LA LUZ

 
MISTERIOS DE LA LUZ (los días jueves)
1° El Bautismo de Jesús
2° El Milagro de Jesús  en las bodas de Caná
3° El Anuncio del Reino de Dios
4° La Transfiguración
5° La Institución de la Eucaristía
 

MISTERIOS DE DOLOR

 
MISTERIOS DE DOLOR (los días martes y viernes)
1° La Oración de Jesús en el Huerto de los Olivos
2° La Flagelación
3° La Coronación de espinas
4° Jesús lleva la Cruz al calvario
5° La Crucifixión y muerte de Jesús
 
 

MISTERIOS DE GLORIA

 
MISTERIOS DE GLORIA (los días miércoles y domingos)
1° La Resurrección
2° La Ascensión de Jesús al cielo
3° La Venida del Espíritu Santo
4° La Asunción de María al cielo
5° La Coronación de María como “Reina del cielo y de la tierra”
 
 
Padre nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que
nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y
líbranos del mal. Amén
 
Ave María
Dios te salve María, llena eres de gracia
El Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, 
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios: ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
 
Gloria
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en  el principio, ahora y   siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Alabado siempre sea 
el Santísimo Nombre de Jesús, José y María.
 
Oh Jesús mío!
Perdona nuestras culpas, y líbranos  del fuego del infierno,
lleva al cielo a todas las almas, 
especialmente a las más necesitadas 
de tu Misericordia. Amén
 
¡Oh! Inmaculada
del Espíritu Santo,
por el poder que el Eterno Padre
te ha dado sobre los ángeles y los arcángeles
mándanos escuadras de ángeles con
San Miguel Arcángel a liberarnos del maligno y a sanarnos.
 
Por todos los fieles difuntos
Dales Señor el descanso eterno.
Y brille para ellos  
la luz que no tiene fin.
Descansen en paz. Amén. 
 
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, 
vida, dulzura y esperanza nuestra.
Dios te salve, a ti llamamos los desterrados hijos de Eva; 
a ti suspiramos, gimiendo y llorando, 
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra, 
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; 
y después de este destierro muéstranos a Jesús, 
fruto bendito de tu vientre. 
¡Oh Clementísima, oh piadosa, 
oh dulce Virgen María! 
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios 
para que seamos dignos de alcanzar las promesas y 
gracias de nuestro Señor Jusucristo. Amén.
 
 
Bajo tu protección
buscamos refugio 
Santa Madre de Dios, escucha las súplicas 
de los que estamos en la prueba 
y líbranos de todo peligro, 
¡oh Virgen gloriosa y bendita! Amén. 
 
Te adoro Santa Cruz 
que fuiste ornada por el Cuerpo sagrado de mi Señor, cubierta y teñida de su preciosísima sangre, te adoro mi Dios puesto en la cruz por mí, te adoro Santa Cruz por amor de Aquel que es mi Señor. Amén.
 
Ángel de Dios que eres mi custodio,
ya que el Señor me ha encomendado a ti, ilumíname, guárdame, guíame y gobiérname. Amén.
 
Por Sor Elvira, nuestros sacerdotes, nuestras familias….
Ángel de Dios que eres su custodio, ilumínalos, guárdalos, guíalos y gobiérnalos ya  que te fueron encomendados desde el cielo. Amén.
 
María Madre del Cenacolo
Ruega por nosotros.
 
María Reina de la Paz.
Ruega por nosotros.
 
San José, gracias!
Y Provee a nosotros...
 
Señor, haz de mí un instrumento dócil  y humilde en tus manos para conocer y aceptar hoy y siempre  tu voluntad sobre mí. Amén. 
 
Sea alabado Jesucristo!
Sea por siempre bendito y alabado
 
Consagración  a María
Consciente de mi vocación cristiana, yo renuevo hoy en tus manos oh! María, las promesas de mi Bautismo. 
Renuncio a Satanás, a la tristeza, renuncio al mal, a sus seducciones, a sus obras y me consagro a Jesucristo para llevar con Él mi cruz  de cada día, fiel a la 
voluntad del Padre, en  la presencia de toda la Iglesia.
Y te reconozco como mi Madre y Soberana, a ti ofrezco y consagro mi persona, mi vida, el valor de mis buenas obras: pasadas, presentes y futuras. Dispón de mí y de cuanto me pertenece para la mayor gloria de Dios en el tiempo y la eternidad. Amén.
 
El Ángelus
El Ángel del Señor anunció a María.
R. Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
 
Dios te salve María….
 
He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mí según tu Palabra.
 
Dios te salve María….
 
Y el Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
 
Dios te salve María…..
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que 
seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de nuestro Señor Jesucristo.
 
Oremos: Te suplicamos Señor, derrames tu gracia en nuestras almas, para que, habiendo conocido por la voz del Ángel la encarnación de tu Hijo, por los méritos de su pasión y su Cruz alcancemos la gloria de la Resurrección. Amén.