20 Años de Ordenación de Padre Stefano |
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Envie, miércoles 20 de enero 2021
Por sus frutos se reconoce al árbol…al entrar en el jardín de la Comunidad encontramos el árbol del Amor de una Madre, que genera y hace dar frutos a una infinidad de actos de confianza en la Providencia a través del camino de sus jóvenes…¡de algunos especialmente!
Hoy, toda la gran familia cenacolina estuvo de fiesta para festejar los 20 años de sacerdocio de Padre Stefano…por la emergencia sanitaria del covid nos reunimos en comunión espiritual, gracias a la tecnología, esperando volver a abrazarnos y encontrarnos físicamente.
Parce increíble la coincidencia de la ordenación con el cumpleaños de nuestra Madre…pero solo es fruto de la Providencia, que nos acompaña en todo desde que Madre Elvira les encomendó a todos sus hijos.
Y no es casualidad que la palabra Providencia resuene tanto en este año, que el papa Francisco quiso ofrecer a la intercesión especial de san José; para nosotros es la respuesta a un pedido que madre Elvira nos enseñó a hacer varias veces al día: “¡San José , gracias! ¡Provee para nosotros!” Y Padre Stefano, en la introducción del festejo nos dijo: “”pobres de nosotros si pensáramos que la Divina Providencia solo nos trae frutos para satisfacer las necesidades materiales…”
Primero nos conectamos desde Envie…Robertina y todo el grupo de Night in Christ nos esperaban para hacernos bailar y para enseñarnos el nuevo augurio de este año: música, palabras, gestos! Vimos saludos a Madre Elvira de años anteriores y qué nostalgia pensar en cuando estaba la festejada bailando y cantando junto a sus hijos…pero qué don para todos tener una Madre que ama, intercede y todavía está cerca a sus hijos, de una manera diversa pero con una presencia y una voz que suprime las distancias.
Luego comenzó la Santa Misa y nos sorprendió la Palabra: la Primera lectura de hoy es una delicadeza del Cielo y en la celebración de los 20 años de sacerdocio de don Stefano nos habla de Melquisedec, figura de Jesús sacerdote para siempre! El Evangelio en cambio, fue elegido por la Comunidad y era el Himno a la Providencia de san Mateo, a la que encomendamos este año el camino comunitario.
En la homilía padre Stefano recuerda los momentos en que experimentó la intervención de la Providencia en su vida: de una infancia serena en una familia sencilla, marcada por el amor de los esposos, hasta el encuentro, aún adolescente, con Madre Elvira…a causa del dolor por el camino equivocado que había elegido su primo (quien recordemos que no solo entró en la Comunidad sino que permaneció para siempre, al servicio de las fraternidades americanas, junto a su esposa: hablamos de Albino)
Don Stefano quedó encandilado por la fuerza de esta mujer, entró a los 18 años y vivió en varias fraternidades, madurando poco a poco el elegir a la Comunidad como “proyecto de vida”. Después, escuchando a su corazón en la oración sintió la llamada más profunda al sacerdocio. …pero un sacerdote con una condición puesta por Dios: ¡sacerdote para siempre, sí, pero al servicio de los hermanos y hermanas de la Comunidad!
La Providencia se sirvió del amado Obispo Diego Bona que nos abrió las puertas de la Iglesia, recibiéndonos y guiándonos hacia una pertenencia consciente y declarada, dando su sí al sí de Padre Stefano, permitiéndole seguir viviendo en la Comunidad durante el Seminario!
Pero el soplo del Espíritu Santo es potente y hoy todos nuestros sacerdotes se unieron en un momento de adoración al finalizar la Misa, para agradecer el don de Padre Stefano y de que cada uno de ellos haya recibido la llamada sacerdotal, su agradecimiento, su emoción, su alegría son los frutos que recogen por el sí dado al Señor.
Luego Madre Elvira “pescó” los santos protectores para cada casa como todos los años (este año armada con el mouse para estar en comunión con todos sus hijos!) Un momento familiar: cada uno siente llamar a su fraternidad, como tantos hijos que esperan ser llamados, cada uno por su nombre, para presentarse al Padre y recibir un regalo preparado a propósito para él…
Pero ya hay que irse porque mañana será el día más importante: festejaremos el nacimiento de Madre Elvira; Padre Stefano nos deja un último regalo…esta noche podemos prepararle a la Madre el mejor regalo…podemos ir a Jesús para hablarle de Madre Elvira, agradecerle por su vida, por el don que su vida fue para nosotros y…¡abrirle el corazón!
DE LA REVISTA “RESURRECCIÓN” –ENERO 2001
Sábado 20 de enero 2001 –En la Iglesia Catedral de Saluzzo, por la imposición de las manos de Mons. Diego Bona, Obispo de Saluzzo, Stefano Aragno fue ordenado sacerdote. Fue un evento muy especial para todos nosotros: el primer sacerdote nacido en la Comunidad y al servicio de la Comunidad.
Una procesión de 60 sacerdotes junto al Obispo de Saluzzo, Mons. Diego Bona, abrió la celebración Eucarística de Ordenación Sacerdotal de Stefano Aragno. La Catedral estaba llena de parientes, amigos, chicos y chicas de la Comunidad que llegaron de todas las fraternidades del mundo para compartir este momento de Gracia especial. Don Beppe Dalmasso, rector del Seminario Diocesano de Saluzzo presento el candidato y su camino: “Tengo conocimiento tomado del pueblo de Dios, de la Comunidad Cenacolo, y de su estada en el Seminario Diocesano de Saluzzo. Como usted sabe, desde hace 12 años Stefano Aragno decidió formar parte de la Comunidad Cenacolo, fundada por Sor Elvira, y siempre impulsada y sostenida por Usted, mons. Obispo. Están aquí presentes en la Catedral los padres, las tres hermanas, el párroco de San Juan, donde reside la familia y donde nació y fue bautizado Stefano hace 31 años. Estudio perito electrónico en Fossano, apasionado por el básquet en su tiempo libre; a los 18 años encontró la Comunidad cuando hacía el servicio militar. Con la Comunidad, en esta misma tierra de Saluzzo estaba sembrando la pasión Evangélica para los jóvenes con problemas de droga. Su camino hacia el sacerdocio lo ha preparado asistiendo en los últimos años, dos veces por semana, a nuestro Seminario Diocesano de Saluzzo. La amistad que une a Stefano con los amigos seminaristas, la colaboración entre el Seminario y la Comunidad Cenacolo es hoy motivo de alegría para toda la Iglesia de Saluzzo. La cuna saluzzence donde nació la Comunidad, que ahora se ha diseminado a varios continentes, nos hace sentir más unidos en la misión común que tenemos, junto a los centenares de misioneros que la Iglesia ha enviado a todo el mundo.
Reverendísimo Mons. Obispo, todo lo que dije es para garantizar y apoyar al candidato, Stefano Aragno, que solicita a usted, como Obispo de Saluzzo, le conceda la orden del Presbiterado. Atestiguo que es digno de ser sacerdote, incardinado en la Diócesis de Saluzzo al servicio de la Comunidad Cenacolo.”
El Obispo continuó con la celebración litúrgica y las lecturas parecían haber sido escogidas para la ocasión. Así como Jesús, en la sinagoga de Nazareth, era el centro de atención, así, en este día, todos los ojos estaban fijos en Stefano. El sacerdocio de Stefano es un gran signo para la Comunidad, que hoy más que nunca se siente parte de la Diócesis de Saluzzo. Mons. Diego Bona subraya la comunión que este evento creó en la Iglesia de Saluzzo.
Ahora toda la humanidad pero especialmente nuestra Comunidad es más rica. Un sacerdote iluminado por el Espíritu Santo de Dios, que te habla, te aconseja, listo en nombre del Señor, a perdonar nuestros pecados, confirma la presencia viva de Dios en medio de nosotros. Stefano ama la Comunidad, es el don más grande que nos hizo la Providencia.
La alegría, la fiesta y las emociones continuaron al día siguiente en Boves (CN). Para el cumpleaños de sor Elvira, Padre Stefano celebró su Primera Santa Misa. Colmada de jóvenes de la Comunidad de las diversas fraternidades y más de 150 padres que llegaron de Croacia.
En su intensa homilía, don Stefano puede leer entre líneas de las lecturas del día, nuestra historia, la historia de cada joven que entra en la Comunidad.
Don Stefano presidió otras dos celebraciones importantes: el 22 de enero en Envie, cuando las diversas fraternidades presentaron sus regalos a sor Elvira y el domingo 28 en la Parroquia de San Juan de Savigliano, donde nació y creció.
Agradecemos con alegría al Señor por el don que hizo a toda la Comunidad y rogamos para que Stefano sea un incansable anunciador de la bondad y la misericordia de Dios Padre.
DE LA PRIMERA HOMILÍA DE DON STEFANO
Don Stefano, en su intensa homilía, lee en las lecturas del día la historia de cada joven de la Comunidad: “La Primera Lectura habla del pueblo de Dios que regresa a Jerusalén. Regresan hechos pedazos después del exilio, el desierto, mucho camino, mucha lucha entre creer y no creer, entre ir adelante o regresar atrás. Llegan a Jerusalén y la encuentran destruida, el Templo a pedazos, no hay muralla: están desolados. Tanta lucha para llegar y se encuentran frente a una pila de escombros. Pero la voz de Dios, a través del Profeta dice: ‘Este es un día de fiesta, no se entristezcan, alégrense, la alegría del Señor es vuestra fuerza.’ Dios tiene una mirada particular, propia: logra ver en las ruinas la villa más hermosa; frente al cansancio del pueblo dice: ‘Este es el día de la alegría’. Es la historia de nuestra Comunidad, una pila de escombros, huesos muertos, casas a pedazos, pero aún en esos huesos muertos, en medio a los restos, está la voz del Señor: ‘La alegría del Señor es tu fuerza.’ Dios tiene un ojo particular que solo Él lo tiene: logra ver en medio de los escombros la más bella casa; logra ver entre la basura el anillo más precioso para Él: nosotros, los hombres. Somos la joya de Dios, lo más precioso para Dios, somos la pasión, la alegría de Dios, somos la fiesta de Dios: cuando nos mira hace fiesta. He leído que el ojo de la mujer, cuando ve a un niño, automáticamente dilata la pupila en un impulso interior. La mujer fue construida para dar vida, entonces cuando ve un niño, sin darse cuenta, se dilata su pupila. Dios tiene el ojo de una mujer: cuando nos ve se dilata su pupila. Nos ve como niños y siempre tiene esta mirada aunque seamos cadáveres. La ternura de Dios nos ve como joyas. Agradezco al Espíritu Santo porque si sabemos mirar en los ojos de Dios, también nosotros podemos tener esta mirada.
En la segunda lectura San Pablo, al ser experto en comunidad, sabe bien cuáles son las alegrías y las penas . Habla a una Comunidad en la que surgieron tensiones, si uno tiene un don se siente superior a los demás. Pablo a las personas que pelean les pone como ejemplo el cuerpo: qué hace la cabeza sin ojos; qué hace el brazo sin la mano, un pie sin dedos. Quiere decir que cada uno con sus dones es el cuerpo, la vida. Y dice: ‘los miembros del cuerpo que parecen los más débiles son los más necesarios’. Y es así, las personas que a los ojos de Dios parecen más “falladas” que las otras, a los ojos de Dios son las más importantes. Este es el gran misterio por el que para Dios los grandes son los pequeños, los débiles son los fuertes, los últimos son los primeros, los que están desesperados son los invitados a la boda: es el misterio más bello tener un Dios así. Cuando escucho estas cosas exclamo: “¡Señor, te di mi vida una vez, pero te la daría dos, tres, diez, mil veces!” Las personas más débiles son las más necesarias porque Dios sabe que no vivimos si no amamos.
Dios nos da la posibilidad de amar a los débiles para hacernos felices y salvarnos. Siempre digo que nuestras misiones para los niños de la calle no salvan a los niños sino a nosotros, nos salvan ellos porque nos permiten amar, tener la alegría de sufrir, enojarnos, enloquecer, pedir perdón. Entonces, los miembros más débiles son los más necesarios porque Dios los crea para darnos la posibilidad de amarlos. Les confieso que me siento un privilegiado de poder servir a Dios en esta obra que es la Comunidad, afortunado de haberla encontrado.
El Evangelio es el programa de la vida de Jesús: proclamar el alegre anuncio a los pobres, liberar a los prisioneros. No sé si les conté. Mi primer destello de la Comunidad me llegó de dos brazos que me saludaban a través de las rejas de una cárcel. Cuando mi primo Albino estaba preso porque ya había hecho de todo, entonces un día fuimos con mi mamá al patio de la Castiglia, la cárcel que estaba cerca de la Casa Madre de Saluzzo. Cuando lo llamamos desde el patio, entre los barrotes nos saludó. Creo que el Espíritu Santo me dio una trompada en el estómago , bien dada, de esas que no puedes defenderte. Allí nació algo en mi vida, todavía no era una llamada pero era una gran pregunta.
Luego, a través de su desesperación conocí la esperanza de la Comunidad que me llevó hasta aquí. A través de los miembros débiles que son necesarios, Dios me “atrapó”, me llamó y estoy bien contento de haberle respondido.
Les cuento algo más que me sucedió hace unos días. Una noche bajaba las escaleras de la oficina y sentí algo que golpeaba el vidrio. Abrí la ventana y vi que era un pajarito, muy pequeño, rojo, que se debatía entre el vidrio y la reja y no lograba tomar vuelo. Lo tomé, lo calenté un poco, lo llevé afuera y lo solté. Él, titubeando, siguió su vuelo.
En seguida pensé que la mano de Dios es una mano que calienta, que no toma sino que da, que te calienta para hacerte volar no para meterte en una jaula, que te tiene para darte vida. La Comunidad también tiene esta tarea, la misión de calentar, no meterte en una jaula sino calentar para dar la vida.
Muchas vidas están heladas, congeladas en el hielo de la muerte, piensen cuando tocan un muerto: está frío. La Comunidad es esta mano de Dios que nos calienta para volver a volar, para volver a partir en la vida.
Ahora digo gracias a Dios porque me salvó de la meningitis a los 8 meses: tuve una meningitis fulminante, ya me daban por muerto y mi mamá como última esperanza le gritó a Dios y ¡Dios le respondió! Ella me puso en el corazón de Dios y Él me entregó a los demás. Agradezco a este Dios que me salvó porque me quiere simple, pobre, pecador pero instrumento de salvación. San Pablo en una lectura que me gusta mucho dice: “somos gente que no tiene nada pero poseemos todo”. Yo me siento así, siento que poseo todo, si pudiera desear otra vida, soñaría con esta, si soñara con otra familia, soñaría con esta, si soñara con hermanos y hermanas, soñaría con ustedes. Agradezco a Dios porque todo esto me lo hizo elegir y me lo hizo encontrar.
Agradezco a Dios porque me cuidó siempre: era un exaltado, un cabeza dura y si no hubiera elegido el camino del bien seguro que habría caído en el mal. Por eso me sentí como en casa cuando llegué a la Comunidad, porque me sentí como un drogado, por los miedos, por ser muy cerrado, la timidez, pero Dios también me sacó de la cárcel a mí, me dio la vista, me enseñó a caminar, me ha ungido.
Ahora me toca a mí prestarle mis brazos, el corazón, la boca, para que Él pueda tocar el corazón de muchos de ustedes. Y después, lo dije y lo repito, Dios nos eligió, queridos chicos y chicas de la Comunidad, porque los quiere tanto, está loco por ustedes, ustedes son su alegría, su pensamiento, su corazón. Siento que Dios me ha elegido a mí porque los ama a ustedes. Les pido una oración para que pueda ser su instrumento, junto con Elvira y todos los hermanos y hermanas que viven al servicio de la Comunidad, para que seamos esa mano que calienta, ese calor, ese amor de Dios que solo sabe romper las cadenas.”