Nueva Fraternidad en Costa Rica!!

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“NUESTRA SEÑORA REINA DE LOS ÁNGELES”

13 de mayo 2017

Los esfuerzos y las oraciones de un grupo de laicos creyentes, que junto a varios sacerdotes soñaron el proyecto de la Comunidad Cenáculo en Costa Rica, se hizo realidad; por más de 17 años supieron esperar entre obstáculos y lágrimas, pero también con las caricias de Dios que nunca abandona.

Este sábado 13 de mayo, centenario de las apariciones de la Virgen en Fátima, Mons. Fray Gabriel Enrique Montero, obispo de San Isidro, celebró una especial Eucaristía en la Iglesia Catedral donde recibió y bendijo a los 8 misioneros que conforman esta nueva experiencia de amor, llamada Comunidad Cenáculo, Fraternidad Nuestra Señora Reina de los Ángeles.

Durante la celebración, el Padre Héctor Sánchez, director de Calasanz, recordó y agradeció de manera especial al Padre Edgar Orozco, a Mons. Ignacio Trejos y a Mons. Montero por el apoyo que cada uno dio a esta obra de Dios. El mismo obispo diocesano precisó: “Dios quiere entretejer una historia apasionada con cada uno de ustedes, y por eso podemos decir que Dios ha estado grande y estamos alegres”.

La Comunidad Cenáculo ve en María el camino que lleva a Jesús, ante la presencia del Señor, donde encuentra respuestas a la vida de cada persona y de cada joven que vaga por el mundo sin sentido. Durante la homilía, Mons. Montero indicó: “todos tenemos por la Virgen gran devoción y cercanía, al celebrarla nos interesa la persona de la Virgen María “María es aquella que siempre escucha la palabra de Dios y por ello está atenta a lo que Dios le dice, atenta para hacer su voluntad, no pone obstáculo a Dios y eso le costó dolores y lágrimas…[…] “entonces, profunda humildad la de María, humildad de quien no se siente importante”, precisó Mons. Montero.

“[…] Por eso, oremos para que María use a estos hermanos misioneros de la Comunidad Cenáculo, que ellos sean los nuevos pastorcillos, que sean buena noticia para Costa Rica y que los use para que abran brecha y camino en muchos jóvenes, y que Dios reine en medio de todos nosotros”, concluyó Mons. Montero su homilía.

Antes de la bendición final, Mons. Montero bendijo y envió a los 8 misioneros que inician esta experiencia, también bendijo también una réplica de la imagen de Fátima que estará en la capilla de la Comunidad, ubicada en el Monte de la Cruz en Pacuarito.06

Uno de los jóvenes, Fernando, compartió con todos los presentes un sentido y profundo testimonio de vida, en sus palabras: “estoy emocionado por estar acá, estoy convencido que Nuestra Señora de Fátima me trajo. Entré a la Comunidad hace 5 años porque era un muchacho triste que se drogaba y que no sabía qué hacer con su vida…, quería salir de las tinieblas y un día entendí que tenía que dejar mi orgullo, escuchar la conciencia y pedir ayuda. En esta Comunidad y experimenté la misericordia de Dios que después de una vida de pecado, de tristeza y dolor está el abrazo del Padre que me decía:” así te quiero”…; entonces, es una Comunidad donde habían hermanos que me aceptaban así con mi pobreza, en Fátima oré muchas noches delante de la Virgen, de noche como lo hacía Jesús para evitar distraerse, y fue delante de Jesús, el médico del alma, donde Él me curó esa enfermedad del pecado y del dolor…”
“La Virgen te hace hombre, te ayuda a no escapar de tu historia, sino abrir las heridas infectadas por la droga, poco a poco me las curó con mucho amor y ternura, así me voy sanando, delante de la Eucaristía y de la Virgen y de los hermanos que me ayudan a recuperar la dignidad, porque me dicen quién soy con mis efectos y mis dones. Ahora recibí el regalo de la Cruz de misionero y me di cuenta que mi vida ya no me pertenecía, que era Suya, porque mi vida es de Dios, y para ser feliz tengo que dársela a Él y esto es lo que me llena el corazón”, precisó el joven Francisco.
“Desde nuestra miseria, podemos decir a otro joven, que la Virgen te cura si tú quieres. Jesús Eucaristía te va a curar como lo hizo conmigo. Así al lado del joven podemos trabajar con él, reír con él y llorar con él; no tenemos televisor ni celular porque nosotros nos tenemos a nosotros mismos, y así vivimos con la alegría de resucitar.
¡Que viva Costa Rica, pues acá nos recibieron en la tierra Pura Vida!”


Domingo 14 de mayo

Los jóvenes de la Comunidad Cenáculo Nuestra Señora Reina de los Ángeles, vivieron junto a amigos y bienhechores la alegría de compartir su gran tesoro, Jesús Eucaristía. Con todo a punto, la pequeña y modesta capilla ubicada en lo que fue el Monte de la Cruz en Pacuarito, albergó a un grupo de fieles soñadores que esperaron y creyeron en el proyecto hasta verlo hecho una realidad.
La alegría de los presentes era también de quien presidía la Eucaristía, el Padre Edgar Orozco (hoy vicario general) se miraba visiblemente lleno de gozo ante la concreción de lo que hace casi dos décadas inició en la Zona de los Santos; razón tenía entonces para iniciar la Eucaristía diciendo: “El Señor ha estado grande, cómo no estar alegres con la realidad de este sueño, proyecto que en Su tiempo Dios nos ha querido regalar, esta obra que cosechará frutos abundantes de vida eterna”, precisó sentidamente emocionado.

33Al finalizar la Eucaristía, Don Andrea, sacerdote de la Comunidad Cenacolo, recordó que “la misericordia es como los latidos del corazón, y esa misericordia la encontramos en la Virgen y en la Eucaristía, porque sólo el amor del Espíritu Santo te da la fuerza para esperar con fe y humildad…; como dice Madre Elvira , fundadora de esta obra: ‘no hay nada humano para darse gloria a sí mismo, todo es de Dios’”.

Al mismo tiempo, Don Andrea aprovechó la oportunidad para recordarle a los presentes quiénes son ellos, pero también qué misión juega el pueblo que acompaña y cree; por esta razón, afirmó: “somos pecadores, pero hay una obra de Dios evidente y por eso estos jóvenes llevan la obra de Dios en sus vidas, llevan en el corazón un milagro de Dios…, su vida no podría ser un don si no es por la fidelidad del pueblo que ha estado orando y supo creer y esperar, porque todos necesitamos de los demás, esa es la gran verdad del mundo”.
“Estos jóvenes deben ser fieles a la obra de Dios, oremos para que nunca traicionen la obra de Dios en sus vidas; y aprendamos de Madre Elvira, a los jóvenes con problemas, digamos que los medicamentos ayudan pero el vacío sólo Dios lo llena, de lo contrario ese vacío se llenará con orgullo, dinero o vicios; entonces, díganle a los jóvenes que hay esperanza, sean misioneros y digan que hay un lugar de esperanza y de misericordia de Dios, en estos jóvenes misioneros que les esperan con mucho cariño”.

COSTA RICA

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