Nuestra Señora de Fátima,
dos pastorcitos pobres y simples,
tú que elegiste a Francisco y Jacinta,
para anunciar al mundo los deseos de tu Corazón Inmaculado, ayúdanos a recibir tu mensaje de conversión, para que liberados del pecado podamos vivir una vida nueva.
Santos Francisco y Jacinta, ustedes que rezaron intensamente, haced que el momento de la oración diaria sea el corazón de cada día.
Ustedes, que aunque eran niños fueron capaces de ofrecer grandes sacrificios a la Virgen María para la salvación de los pecadores, ayúdennos a no desperdiciar las pequeñas cruces cotidianas sino a transformarlas en ofrendas preciosas y agradables a Dios para la salvación del mundo.
Nuestra Señora de Fátima, por intercesión de los Santos Pastorcitos Francisco y Jacinta, cuida a todos los niños del mundo, especialmente a los más pobres y abandonados.
Haz que también ellos encuentren en tu Corazón inmaculado y materno, refugio y protección.
¡Santos Francisco y Jacinta, rueguen por nosotros!
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