San Juan, discípulo joven, de corazón limpio y mente luminosa. Tú, que al encontrar al Maestro le preguntaste: “¿Maestro, donde vives?” y ese día tuviste la gracia de quedarte con Él para después seguirlo y servirlo, haz que nosotros Tampoco perdamos el encuentro con Jesús.
Danos el deseo de conocerlo, la voluntad de buscarlo y la fuerza de seguirlo. Haz que en los momentos difíciles apoyemos nuestro corazón En el Corazón de Jesús, como Tú lo hiciste en la Última Cena.
Tú, que conociste más que nadie la profundidad de Su amor Y te sentiste el “discípulo amado” de Jesús, haz que nuestros ojos contemplen la presencia viva de Cristo para sentirnos como Tú, “hijos amados”.
Que tu juventud vivida en la pureza y en la escuela del Maestro Inspire en nosotros el deseo de Pensamientos, palabras y gestos limpios.
Juan, que recibiste en tu casa a María como Madre, Haz que nunca nos abandone Su presencia, que su intercesión custodie y acreciente nuestra fe.
Ayúdanos a correr con perseverancia hacia la meta del amor para anunciar a todos, junto a ti, la alegría de la Resurrección de Cristo.
¡San Juan, Apóstol y Evangelista Ruega por nosotros!
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