12

 

Ovejas

Debemos comprender a las ovejas perdidas. También nosotros siempre tenemos alguna cosa pequeña, o no tan pequeña, de las ovejas perdidas. ¡El que no conoce las caricias del Señor no conoce la doctrina cristiana! ¡Quien no se deja acariciar por el Señor está perdido! Este es el alegre anuncio, el sincero regocijo que queremos hoy. El anuncio, el alegre anuncio que nos lleva a Navidad y que nos pide un sincero regocijo que cambia el corazón, que nos lleva a dejarnos consolar por el Señor y no por los consuelos que vamos a buscar para desahogarnos, para huir de la realidad, huir de la tortura interior, de la división interior.

Esta es la alegría, este es el consuelo que buscamos: que venga el Señor con su potencia, que son caricias, a encontrarnos, a salvarnos, como a la oveja perdida, y a llevarnos de nuevo al rebaño de su Iglesia. Que el Señor nos de esta gracia de esperar Navidad con nuestras heridas, con nuestros pecados sinceramente reconocidos, de esperar la potencia de este Dios que viene a consolarnos, que viene con el poder de su ternura, de caricias que nacen de Su corazón , un corazón tan bueno que dio la vida por nosotros.

(Ángelus, 7/12/16)