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Carta desde México |
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“Cenacolo de Guadalupe”
México
23 de noviembre 2020
Queridos amigos,
Deseamos compartir con ustedes la vida de la misión en estos últimos meses, casi el último año, que como en todo el mundo, estuvo marcado por el corona-virus.
A principio de año llegó el tío Angelo, que vino desde Paraguay para ayudar al tío Chema en la casa de los chicos más grandes. Lo recibimos con mucha alegría como un regalo de María en el día de su fiesta. En el mismo mes, la tía Michela regresó a Italia y Padre Massimo, luego de pasar bastante tiempo con nosotros, regresó a Brasil.
En la casa de las niñas solo quedamos nosotras, las hermanas, sor Jana, sor Sumi y sor Lucía, felices de hacer de “tías”, compartiendo con ellas los momentos comunes de la jornada y respetando nuestros momentos de oración de consagradas.
Fue una experiencia muy significativa, un regalo de Dios para nosotras, pudimos conocerlas más profundamente en el día a día. No fue fácil, estar con los niños es verdaderamente una “escuela de vida”, siempre se aprende, a veces de los errores, recomenzando siempre, crecemos juntas.
Muchas veces, cuando se dormían las niñas, nos encontrábamos para rezar, hablar entre nosotras, corregirnos y buscar el bien para ellas, experimentamos que la unidad es una gran fuerza. Poco a poco encontramos nuestro equilibrio.
Con la partida de Don Massimo nos faltaba la Santa Misa diaria, cosa que todos extrañamos. Los padres carmelitas, amigos de la misión desde el inicio recomenzaron a celebrar la Misa de los domingos: un buen momento de oración, de fiesta y de alegría, con la presencia de muchos amigos, ex de la misión, conocidos y vecinos. Las hermanas a veces pudimos ir a la Santa Misa en la parroquia de Valle del Bravo, entre semana.
Había un buen clima en la misión, ganas de ir adelante y hacer las cosas juntos. Una vez por semana escuchamos una catequesis de Madre Elvira y la compartimos, preciosos momentos que nos permitieron conocernos más y crecer.
En el mes de marzo llegó el corona-virus. Todo cambió. Cerramos la puerta de la misión, nada de visitas ni de invitados, pocas salidas, solo lo indispensable y tampoco Santa Misa….Una vez más experimentamos la grandeza de la Providencia de Dios y el Amor de la Comunidad: todos los domingos tuvimos la Santa Misa online en español conectados con Italia y las demás misiones. ¡Dios es muy bueno y no abandona a sus hijos! Agradecemos al Espíritu Santo por todas las ideas que puso en el corazón del Padre Stefano y las Hermanas Misioneras de la Resurrección, ¡agradecemos a nuestros sacerdotes y a todos los que nos cuidaron! Nos sentimos muy queridos, parte de una gran familia y unidos al corazón de la Comunidad y de nuestra Madre Elvira.
Las escuelas también cerraron, los niños se quedaron en casa todo el día y tuvimos que reorganizar nuestros días en la misión. Los adolescentes se han convertido en una gran ayuda para los tíos en sus diversos trabajos (nuestra misión es grande y hay mucho trabajo). Los más pequeños continuaban la escuela en casa, haciendo los deberes que los profesores enviaban por Whatsapp, y asistiendo a las clases por zoom , “aprende en casa”, preparado, para todo el país, de una manera verdaderamente encomiable, por muchos maestros experimentados y competentes.
Estábamos inmersas en la vida cotidiana, muchas veces un poco “estresante”, para atender a todo; a las hermanas nos fue imposible poder vivir, como cada año, el retiro de los consagrados, antes de la fiesta de Pentecostés. Pero el Espíritu Santo volvió a sorprendernos pensando en un retiro "online" para consagrados. ¡Quién lo hubiera adivinado!
La tía Anna encontró un lugar tranquilo para asistir a las reuniones sin ser molestados y se ofreció a cuidar las niñas en la mañana junto con las tías, durante los programas escolares.
Nos sentimos “mimados”, (todos los días la tía Anna nos sorprendía con una merienda diferente) y sobre todo muy amados.
Así, pudimos vivir hermosas mañanas que recargaron las pilas y nos prepararon para vivir una celebración de Pentecostés llena de Espíritu Santo. Un momento fuerte y conmovedor fue la renovación de los votos durante una Santa Misa conectados con Italia. Nos arrodillamos frente a la pantalla, rodeados por todos los niños, y cada una leyó la fórmula de renovación frente a P. Stefano y las hermanas. Su presencia hizo que los votos fueran aún más verdaderos, ese “servicio de amor a los pobres” se encarnaba en ellos y las tres nos conmovimos.
A principios de junio finalizó el ciclo escolar y comenzaron las ansiadas vacaciones, un verdadero estímulo para todos, un momento de descanso especialmente para la mente y el corazón, vivimos muchos momentos de juego y amistad. Los domingos a menudo comíamos juntos y luego, por la tarde, el tío Ángelo preparaba juegos en equipo al aire libre o veíamos una película para el deleite de adultos y niños. Si llovía, nos quedábamos en una casa para jugar juegos de mesa.
Un momento muy bonito que vivimos juntos en verano fue la Fiesta de la Vida. ¡¡Dios estaba con nosotros y nos proveyó todo !!! En ese momento, nuestra cafetería se convirtió en un gran salón de fiestas donde organizamos un área de "Directa Online Fiesta de la Vida ", otra zona de almuerzo estilo mexicano y un área de juegos para que los niños se diviertan. Aunque ya estábamos en época de lluvias, pudimos seguir con mucha alegría todos los programas de la tarde y noche, sin tener que interrumpir la conexión por fuertes tormentas, incluso el clima estuvo con nosotros y nos sorprendió mucho. El tío Fabrizio, que vive en México desde hace muchos años, dijo que era la primera vez que la Fiesta de la Vida se vivía tan bien. Damos gracias a Dios que siempre da abundantemente, sin medida.
Pasaron las vacaciones y recomenzó la escuela en septiembre. Tuvimos el don de tener una escuela dentro de la misión, desde hace mucho, una estructura simple y bella, se usaba anteriormente para las tareas extraescolares . Ahora, limpiamos todo muy bien y acondicionamos los salones para iniciar esta nueva aventura de la “escuela en casa”. Muchos amigos nos trajeron todo lo que se necesitaba. Entre las tres hermanas y la tía Anna nos dividimos los niños, según el año escolar y cada una ocupó un salón diferente. Además de ser hermanas y tía...también nos transformamos en “maestras”...¡por lo menos lo intentamos!
Con los niños fuimos creciendo juntos en paciencia y misericordia, los acompañamos como podemos. En un momento en el que Dios nos pide esto y tratamos de cumplir su voluntad con alegría y amor.
En septiembre el tío Ángelo regresó a Italia y el tío Chema fue transferido a la casa Santa Bakhita, más cerca de Anna y Fabrizio que de nosotras las hermanas. Estar cerca ayuda a estar más unidos.
La Providencia nos acompañó siempre Muchos amigos se preocupan por lo que necesitamos. Cada vez más experimentamos qué importante es tener fe, agradecer por lo que tenemos, compartir con los que no tienen y ser responsables en el uso de lo que tenemos. Y cuando falta algo agradecer igual porque –como decía Madre Elvira- la ‘provisoriedad’ es Priovidencia. Los niños se dan cuenta que no hay siempre de todo, que no se puede dar nada por descontado y que hay que valorizar lo que se recibe. Nos conmueven los niños porque no se quejan de nada. Esta vida más esencial nos hace bien, abre nuestro corazón hacia los que no tienen trabajo o alimentos, muchos pobres que no pueden alimentar a su familia.
Damos gracias a Dios por esta misión, por este lugar tan bello y grande, aunque estamos encerrados los chicos pueden correr y jugar. Agradecemos por todas las veces que hemos podido tocar con las manos la Providencia de Dios que siempre nos precede en cada situación. Agradecemos el don de la fe, de la oración, de la Eucaristía que en este tiempo de pandemia nos da fuerza y esperanza de que Dios Existe!
Agradecemos por el don de ser parte de esta bellísima familia que es la Comunidad Cenacolo, por ser hijos de Madre Elvira, por todas las veces que en este tiempo sentimos la unidad entre todas las fraternidades. ¡Dios existe y nosotros lo hemos encontrado...! Y lo encontramos todos los días en el rostro de los niños!!
Las Hermanas Misioneras de la Resurrección de Mexico