Frieda

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Mi nombre es Frieda Valderrama de Siles, soy de Perú, madre de 5 hijos varones y abuela de 3 hermosos nietos.
Gian Franco, mi hijo que ahora está en la Comunidad es el mayor de mis hijos y tiene 43 años.
Les contaré como fue que conocí a la Comunidad Cenácolo. A fines del año 1997, alguien tocó el timbre de mi casa, salí a ver quién era, no encontré a nadie, sin embargo vi que me habían dejado a los pies de mi puerta un almanaque de esos que antes se colgaban en las paredes. Lo recogí y luego ya en mi habitación lo abrí y vi el rostro más hermoso que nunca antes había visto, era el de nuestra madre la Virgen María, me gustó tanto que fui corriendo para hacerle un lindo marco y la puse en un pequeño altar en mi habitación, siempre le rezaba la Virgencita a solas, pidiéndole su protección y sus bendiciones.
Pasaron 2 años y una amiga muy querida Patricia (ya está en el cielo) me buscaba y me decía que entrara a su grupo de oración, yo le decía,…… pero si yo rezo sola siempre, para qué? Y así se pasaron más o menos 2 años de aquella primera invitación, pero mi amiga era tan insistente que para darle gusto le dije ….. ¡OK voy! Así que quedamos y pasó a recogerme cuando llegamos entré a la casa donde se rezaba el Santo Rosario y lo primero que vi en la pared de ingreso fue un inmenso cuadro con el mismo ROSTRO de la Virgen María que yo tenía, me quede en shock! …. todas las personas me recibieron con tanta alegría y cariño que me sentí muy acogida y feliz. Le pregunté a mi amiga, como se llamaba el grupo y me contestó,….. María Reina de la Paz! ….Ahhh!!!! Regreso a mi casa ansiosa y lo primero que hice fue mirar mi cuadrito de la Virgen y me fije por primera vez lo que decía en la parte baja con letras muy pequeñitas,……”Si supieras cuanto te amo, llorarías de alegría”, María Reina de la Paz! …. En realidad nunca antes se me dio por leerlo,….. es que la Virgen me había estado buscando con insistencia!
Pertenezco al grupo de oración de María Reina de la Paz, desde el año 1999.
Luego se me presentó la oportunidad de hacer un viaje de peregrinación; la Virgen me llevó de la mano a Medjugorje, en el año 2000 con mi grupo. Venía rezando por mi hijo por mucho tiempo, muchísimo, para que deje la vida oscura que llevaba y cuando llegué allí, no lo podía creer, sentí muy fuerte en mi corazón que la Virgen María me había estado esperando para llevarme directamente a conocer la Comunidad Cenácolo. Cuando escuché a los jóvenes dar sus testimonios, lloré muchísimo y le daba gracias a Dios porque sabía que estaba en el lugar correcto y que este lugar era para Gian Franco. Desde ese momento no paré de pedirle a la Virgen que interceda para que se cumpla el gran Milagro que Gian Franco ingresara a la Comunidad.
Al regresar a mi hogar llena de Fé y Esperanza, nada podía sacarme la idea que existía un lugar, un espacio para mi hijo dentro de la Comunidad Cenácolo, en esa época acá en Perú no había casa, tuve que esperar casi 10 años para visitar por primera vez la Casa de Acogida para niños en abandono en Pachacamac, en donde jóvenes recuperados de la adicción se dedicaban a esta misión, fue para mi un convencimiento de que el Señor estaba actuando en sus vidas. Conversé con Doménico y Andrea, me dieron mas fuerzas para perseverar y cada vez me sentía más cercana a ellos.
Le conté a mi esposo y a mis hijos de esta visita, pero no a Gian Franco, por temor a que rechazara la idea, el estaba muy inmaduro en ese tiempo, sumergido en el mundo del alcohol, las drogas y el mal vivir. Fueron largos años, muy duros, muy tristes, viéndolo como cada día se destruía más, nos tenía constantemente en zozobra, no sabíamos si llegaría a casa, o tal vez llamadas diciéndonos que había tenido otro accidente o que había tenido problemas con la policía, …….. pero es algo que prefiero dejarlo en el pasado , porque al final el bien siempre triunfa!!!
El Milagro llegó,…… la Virgen ya tenía un plan para mi hijo, pasaron 17 largos años de aquella visita a Medjugorje para que Gian Franco ingresara a la Comunidad. Mi esposo y yo fuimos a dejarlo a Supe, la despedida fue con muchos sentimientos encontrados, por un lado feliz y por el otro lloré con quebranto, estaba dejando atrás tantos años de sufrimiento, de co-adicción. Conforme pasaban los días, fui recobrando fuerzas, orando ya con serenidad, sentía que Dios me daba esa tranquilidad, esa paz, cuando aceptas su voluntad.
Con el tiempo pude darme cuenta que tener un adicto viviendo en la familia nos vuelve dependientes de la situación, que muchas veces nos impide tomar las actitudes y medidas para corregir los malos comportamientos y vencer al mal. Así fue como fui comprometiéndome cada días mas con la Comunidad, conociéndola y queriéndola, compartiendo con alegría nuestras experiencias y fortaleciendo nuestra Fé, para transmitirlo a otros padres lo aprendido.
¡¡¡Gracias Señor por tu Inmensa Misericordia, gracias a Madre Elvira, gracias Comunidad Cenacolo por tanto amor!!!PHOTO 2020 11 29 16 39 35