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RETIRO DE LOS CONSAGRADOS |
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“Una Comunidad que vive la comunión y la misión”
Pagno, del 18 al 23 mayo 2020
Es un verdadero milagro poder hacer este retiro en preparación de la renovación de los votos que será el día de Pentecostés.
Jesús lo quiso, hasta el último momento no parecía posible hacerlo, pero ¡gracias porque Tu Providencia con nosotros es extraordinaria!
Una novedad del Espíritu Santo en todos los sentidos: fue posible realizarlo también con las conexiones por internet y en el programa de este año hubo testimonios de vida de nuestros hermanos y hermanas misioneros!
Fue la primera vez que lo hicimos desde que se constituyó la familia de los consagrados y también la primera vez que participamos desde las respectivas fraternidades, para proteger la salud de Madre Elvira.
El lema fue: “Una Comunidad que vive la comunión y la misión”, lo fuimos desarrollando en la línea de nuestra Regla de Vida.
El retiro comenzó recordando los 100 años del nacimiento de Juan Pablo II, encomendándonos a él, hombre de oración, que se destacó en su ministerio por la cercanía a su pueblo hasta el fin de sus días, donando la vida aún en la enfermedad.
La Santa Misa ritmaba la mañana, la Palabra de Dios que nos acompañó estos días, nos invitó a contemplar y recibir luz de la vida misionera de Pablo, que se entregó todo por el Evangelio y de allí sacó la fuerza para ponerse de pie luego de cada prueba.
Por la tarde, a las 15 h. la Coronilla de la Divina Misericordia, en seguida, la Hora de la Misericordia que es nuestro centro de unidad en la ‘misionariedad’: implorar a Jesús misericordia por quien está lejos, por quien no conoce la oración, por quien no tiene quien implore misericordia.
Luego, a través de las redes mediáticas, cada día nos conectábamos para compartir nuestro vivir: los hermanos consagrados desde su fraternidad, nosotras las hermanas desde la Casa de Formación, las hermanas que viven con MadreElvira desde el departamento.
Además desde las misiones de Perú, de México, de Liberia, de Argentina, Sor Mely desde la casa de su mamá y Don Michel en la Fraternidad, de Brasil, de Filipinas, Hermano Hubert, de Croacia Don Ivan, de Austria , Hermano Georg.
Fuimos don unos de otros, nuestras vidas en el Espíritu Santo se fundieron, se plasmaron y se llenaron, todo según la obra maravillosa que sólo Él puede hacer para darnos la fuerza de amar y servir según el carisma que recibió nuestra Madre Elvira.
Los días del retiro finalizaron con el abrazo a todas nuestras fraternidades y misiones con la oración del Rosario peregrino.
Cada velada un nuevo don, extraordinario, abrió nuestro corazón: con asombro contemplamos en la luz de los jóvenes, las chicas, los niños de las misiones, el milagro de la Resurrección, agradeciendo a Jesús con el corazón de María, por la belleza de la obra a la que hemos sido llamados.
Madre Elvira,
Las hermanas Misioneras de la Resurrección
Los sacerdotes y hermanos consagrados
De la Comunidad Cenacolo