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La belleza de la Fe |
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LA BELLEZA DE LA FE: TRIDUO PASCUAL EN MOGI DAS CRUZES
Después de la Cuaresma, período lleno de sacrificios y descubrimientos, conmemoramos el Triduo Pascual: la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Fechas que nos definen como cristianos.
JUEVES SANTO
Cuando empezó el Triduo Pascual, suspendimos todos los trabajos planeados, ahora nuestra misión era dejar todo listo para lo que nos esperaba. Trabajos con la limpieza y decoración de la capilla, la música, la preparación de las catequesis y otros empeños, eran parte también de la espera. En el Jueves Santo, nuestro Señor Jesús celebró la última cena, lavó los pies a los apóstoles como prueba de humildad, así quedó marcado en la historia que el hijo de Dios vino al mundo para servir.
Por la noche celebramos la Santa Misa del lavatorio de los pies con Padre Eugenio. La decoración nos ayudó a vivir cómo fue la última cena del Señor. Tuvimos un breve momento de Adoración acompañado por unas palabras del Padre, el coro también ayudó a vivir un momento hermoso de oración. A continuación, el testimonio de William, un tío de la misión, nos cuenta mejor cómo fue aquél día:
“Me gustó mucho el Jueves porque me hizo pensar mucho en mi camino comunitario, estar bastante servicial y listo para todo. Me di cuenta cómo es bueno ser amigo uno del otro y cuánto es bueno ayudar al prójimo con amor de amigo, algo muy importante en nuestras vidas. . También pensaba en mi familia y en estar más abierto con ellos en todo para no equivocarme nuevamente y volver a ser aquél hombre sin valor. Fue muy bueno para mí ver dónde me estoy equivocando y agradezco a la Comunidad por eso. También me hizo reparar en cómo es bueno dar valor a un hijo. Dios no me abandonó y mi familia no me dio la espalda, siempre tenemos que perdonarnos unos a otros y así todos los días aprendemos algo nuevo”. William
VIERNES SANTO
Es un día de ayuno y abstinencia, el día de la crucifixión de Nuestro Señor. Temprano rezamos el rosario del dolor y escuchamos una catequesis de nuestra Madre Elvira donde nos enseña que debemos abrazar nuestra cruz y cargarla con una sonrisa. Es un día particular e intentamos guardar silencio. En la capilla cubrimos todas las imágenes, quitamos todo tipo de decoración y solamente dejamos una pintura de Jesús crucificado hecha por el hermano Peter en el lugar del tabernáculo. Durante el día escuchamos más catequesis. A las dos de la tarde, junto con la fraternidad de Santa Teresita, vimos “La Pasión de Cristo”, obra cinematográfica que muestra con mucha claridad los hechos, de esta forma pude comprender mejor todo el sufrimiento de Jesús. Muchos pasaron por la capilla para hacer Adoración personal. En este día Jesús murió en una cruz para salvarnos del pecado. Condenado por todas nuestras pobrezas humanas, Dios entregó la vida de su hijo como muestra del amor que tiene por nosotros. Fue humillado, flagelado, insultado, cargó la cruz hasta el calvario, fueron tres horas de agonía antes de morir. María sufría en silencio a los pies de la cruz junto a otras mujeres y discípulos. Cuando Jesús murió todo quedó en tinieblas. Es un día conmemorativo también porque nuestra vida fue así: un pasado de agonías, “vivíamos” en la muerte y en las tinieblas, pasamos por muchos sufrimientos y hoy, gracias a Dios, tenemos la Comunidad que nos enseña el camino para la resurrección. El testimonio de Tomás, de la fraternidad Santa Teresita, nos cuenta cómo fue ese día
“En la última semana de Cuaresma, sentía que me arrastraba por el piso, con muchos pensamientos y recuerdos que invadían mi mente. El trabajo y la convivencia fueron pesados. Es mi segunda Cuaresma en Comunidad y veo cómo todavía me cuesta renunciar a todo aquello que me gusta. Pasé por muchas tentaciones en este período, pero supe caminar por el buen camino y estoy aprendiendo que los pequeños sacrificios hacen la diferencia en la vida. En el Viernes Santo, durante la Adoración a la Santa Cruz, pensaba que Él me acepta como soy, a pesar de todo el rechazo que sufrió. El fue muy bueno conmigo y murió por mis pecados. Espero con muchas ganas de resucitar junto a Jesús. Agradezco a Madre Elvira porque si ella no estuviese, no hubiera conocido a Dios...’’ Tomás
SÁBADO SANTO
Sábado de gloria, día que todos esperábamos. Todos hemos esperados no solamente cuarenta días para vivir la Resurrección del Señor, sino que es el deseo de todos nosotros desde siempre. Decoramos la capilla con una tela blanca y muchas flores, corrimos mucho para dejar todo listo para la fiesta. En el comienzo de la celebración tuvimos la fogata y encendimos velas, bailamos unas canciones con gestos alabando al Señor, pasamos a la capilla y cantamos unos salmos. Después encendimos las luces y comenzamos la celebración de la Misa de Resurrección. Todos cantaron fuertemente, cantamos para Jesús que resucitó. Todos sonreíamos de alegría, la alegría de Jesús resucitado en nuestros corazones. A continuación, dio testimonio una madre de Comunidad, Dona Zilda, que nos contó cómo vivió la resurrección de Jesús:
’’Con las dificultades que estamos enfrentando en el país por causa del corona virus (COVID-19), gracias a Dios vivimos con mucha oración en familia y sentimos el poder de Dios muy fuerte y presente en medio nuestro. El día de Pascua fue maravilloso, hemos sentido a Jesús vivo entre nosotros, que no estamos solos y, junto a la familia del Cenáculo también, sentimos que Dios está renovando el corazón de todos, que tiene un gran proyecto para todos nosotros. No nos desanimemos porque Dios está trabajando como buen pastor. Agradezco haber visto los videos de Pascua de los muchachos porque me sentí feliz de ver a ustedes felices y unidos en oración. Ver a todos felices a través de la filmación, alegró mucho mi corazón. No tuvimos un encuentro esta vez, ni siquiera virtual, pero sí nos enviamos muchos mensajes a través del grupo, rezando unos por los otros. ’’ Mamá Dona Zilda
El Domingo celebramos la Misa por la mañana y almorzamos todos juntos, estamos viviendo un ambiente de fiesta.
Agradecemos a todos los que nos acompañaron en este período y agradecemos también por sus oraciones. Que la alegría de Jesús resucitado los acompañe y gritemos fuertemente... Aleluia, aleluia!