Nahuel

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¡Hola! Me llamo Nahuel tengo 20 años soy de San Luis, en Argentina y hace 2 años y poco que estoy en Comunidad. Entré en febrero de 2018 en la Fraternidad “Nuestra Señora de Luján” en Pilar y a los 3 meses tenía el deseo de ir a abrir la casa en Paraguay asique escribí una carta a la Comunidad para expresarlo. A los 4 meses tuve el don de ir a visitar la casa en Catamarca y después fui transferido a Brasil a formar el grupo para la casa de Paraguay. Con 6 meses llegué a Paraguay siendo el chico más joven de la casa y hasta el día de hoy sigo luchando en esta hermosa Fraternidad.

Contando un poco de mi vida pasada yo comencé con la droga a los 15 años y una de la razones fue la separación de mis padres cuando tenía 13 años. Las semanas después de ese día nos hicieron elegir con quien vivir, a mí y mis hermanos. Mi hermana eligió mi madre y mi hermano decidió ir con cualquiera que yo eligiera. Yo elegí mi padre porque lo vi llorar por primera vez así que con mi hermano mayor nos fuimos a vivir con él. Pero antes de elegirlo yo no tenía ningún tipo de relación con él, nos empezamos a conocer ya que antes para mí era solo un hombre que trabajaba para darnos de comer.

A los 18 años mi papá se enteró que me drogaba y me corrió de casa, ese mismo día me fui a vivir con mi mamá. Unos días después mi papá me pidió perdón y quería que vuelva su casa pero yo, por mi orgullo y enojo no volví. Mi mamá me preguntó si quería buscar un lugar para recuperarme o vivir con ella fijamente y decidir buscar un lugar, ya que con ella iba a ser lo mismo drogándome. Aparte porque sentía mucha tristeza y culpa de ver mi familia así.

Empezamos a buscar lugares y un amigo que antes se drogaba conmigo sabía de una comunidad llamada “Cenacolo”. Fui a su casa con mi mama, y él con su familia, nos explican y empezamos a hacer los coloquios en San Luis. Con mi familia nos enteramos que eran 3 años y con mi mamá decidimos que iba hacer solo un año. Entré por ese tiempo, pero al año  no tenía ganas de irme ya que tenía muchas heridas por sanar y me sentía en familia. Hoy día puedo decir que sané varias heridas y más con mi padre. También algunos meses atrás, fui de verífica y pude estar hablando con ellos, noté muchos cambios y eso me dio mucha fuerza para seguir mi camino. También algo que me costó mucho fue creer en Dios ya que para mí era algo sicológico; me acuerdo que a mis 2 meses de Comunidad me quería ir y siempre lo compartía con los chicos viejos de casa y todos me decían que le pida fuerzas a Dios para seguir y para mi todos los que me decían eso eran locos hasta que empecé a vivir mal, pesado, con ganas de irme todos los días; un día me cansé, fui a la capilla, me arrodillé y le dije: ‘si en verdad existes, dame la fuerza porque no quiero decepcionar a mi familia de nuevo’ y desde ese día algo en mi empezó a cambiar y hasta el día de hoy sigo adelante pidiendo fuerzas para seguir este camino de conversión luchando día a día con mis pobrezas, tratando de ser un persona mejor día a día y más que todo agradecido con Dios y con la Comunidad por todo lo que hizo y hace por mí.

Gracias !