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Don Marco - Nuevo Sacerdote del Cenacolo |
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Saluzzo, “Casa Madre”
16 de julio 2018
¡Un gran regalo de la Fiesta de la Vida, un regalo que nos donó el Señor y para todos! El domingo de la Fiesta, Marco Lattarulo –uno de nosotros, un joven de la Comunidad- fue ordenado sacerdote. Un nuevo sacerdote para nuestra Comunidad, el octavo: para nosotros es un gran don cada vez que el Señor nos hace la gracia de un nuevo presbítero, también porque la “familia” crece y aumentan las necesidades.
Marco ha cambiado su vida en la Comunidad pasando de las tinieblas a la Luz, encaminándose luego en el camino de la consagración y de los estudios teológicos. En su camino ha pasado por varias fraternidades de Italia, de Rusia y de Estados Unidos.
Así, en el domingo de la Fiesta de la Vida, fue ordenado a través de la imposición de manos de S.E.R. Mons. Cristiano Bodo, en una carpa repleta de personas y el escenario lleno de sacerdotes, Obispos y hasta un Cardenal, S.E.R. Ernest Simoni. La ceremonia fue bellísima y la pudieron seguir todos gracias a la traducción simultánea en ocho idiomas.
Después de los agradecimientos finales, nos encontramos en Casa Madre, donde Marco ha saludado a los amigos más íntimos.
La Primera Misa del lunes 16, ya fue más “familiar”; todavía estaban presentes muchos amigos de Marco y de la Comunidad y muchísimos jóvenes, chicos y chicas, que llegaron de todas las fraternidades.
En la homilía don Marco agradeció mucho comenzando con el saludo “Sea Alabado Jesucristo”, no como saludo litúrgico sino como un agradecimiento por todo lo que Jesús hizo en nuestras vidas a través de la fe de Madre Elvira. Recordó cómo se inició todo hace 35 años en esta colina: Dios había pensado un lugar donde cada uno de nosotros pudiera reencontrar la esperanza, la oración, aprendiendo a estar de rodillas; en la confesión encontramos el perdón de Dios y en María una Madre que nos acompaña cada día.
Fueron emotivas palabras de un joven que comprendió la importancia del encuentro con Jesús en su vida. Al finalizar la Misa se impartió la bendición a los misioneros que regresan a la misión y a los que van por primera vez. Terminamos con un almuerzo comunitario.
Agradecemos nuevamente al Señor por el don de Don Marco, por todos nuestros sacerdotes y por los sacerdotes amigos de la Comunidad; un ‘gracias’ especial para la Madre que nos ha enseñado el respeto y el amor hacia los ministros de Dios.