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El pasado fin de semana, sábado 9 y domingo 10 de junio celebramos el aniversario de las dos fraternidades de la Comunidad Cenáculo en España.

 

El sábado vinieron muchos amigos de la Comunidad y contamos con la presencia del padre Andrea, responsable de los chicos españoles, que vino desde Italia para la celebración. Vinieron también algunos hijos de la Comunidad con sus familias; Alexis vino con su recién nacido de 10 días de vida y Juan con su bebé de 6 meses.

 

La Eucaristía del sábado estuvo presidida con el arzobispo de Tarragona, Monseñor Jaume Pujol. Había varios sacerdotes amigos de la Comunidad y también estaba el recién ordenado diácono permanente Carlos de Riba.

 

Durante la homilía, Monseñor Jaume Jaume Pujol nos leyó unas palabras de madre Elvira, fundadora de la Comunidad, explicando la relación entre las tres partes del Rosario que se rezan cada día en todas las casas del Cenáculo y nuestra vida: la primera parte del Rosario, los misterios de gozo (la encarnación del Señor, la visita de la Virgen María a su prima Isabel, el nacimiento de Jesús…) se rezan a primera de la mañana, y significan el principio de la vida, la ilusión, la fortaleza… La segunda parte del rosario, se reza por la tarde y son los misterios de dolor (la agonía de Jesús, la flagelación, la coronación de espinas…) y significa la etapa difícil de la vida y los años de rebeldía. Finalmente, la tercera parte del Rosario, que son los misterios de gloria (la resurrección y ascensión del Señor, la venida del Espíritu Santo…) se rezan al final del día y significan la ultima etapa de la vida cuando nos preparamos para acercarnos al Señor.

 

Al acabar la Eucaristía, Carlos, el responsable de la casa de Cornudella, nos comunicó que salía de la Comunidad después de 13 años en ella, los últimos 7 como responsable en España. El padre Andrea nos pidió a todos los presentes orar invocando al Espíritu Santo para que descendiera sobre Carlos y Monseñor Jaume Pujol le dio la bendición.

 

La Comunidad nos invitó a la comida, que fue servida por los mismos chicos. Y después, representaron la parábola del hijo prodigo y nos dieron algunos testimonios.

 

El domingo presidió la Eucaristía el padre Andrea. En la homilía nos recordó que cuando pecamos el Señor nos busca y nos llama pero nosotros huimos de Él. Debemos aprender a perdonarnos unos a otros pero también a nosotros mismos, tanto los chicos como los padres. Los padres cargan muchas veces con el sentimiento de culpa y eso no es bueno, tienen que perdonarse a ellos mismos. Hay que acudir al Espíritu Santo para que cure esas heridas. Y cuando nos damos cuenta de que el Señor nos está buscando, entonces, es cuando el corazón se abre a la Verdad.

 

El padre Andrea nos insistió en la importancia de acudir a los grupos de padres. Hay que ir a los encuentros desde el principio para poder, primero, compartir los sufrimientos con los otros padres que han pasado por lo mismo y comprenden y no juzgan. Y luego para caminar en paralelo a los hijos. Aunque los padres ya estén en la fe, necessiten también ir a los encuentros.