Jeremías

 

Jeremias

Agradezco mucho a Dios por haberme rescatado de las tinieblas en que vivía y haberme traído a este camino de luz que es la Comunidad Cenacolo. Estaba cansado de tanto sufrimiento que había vivido desde niño. Aceptar que mi padre se drogaba y siempre muchos problemas en casa fueron causando heridas en mi interior. Cuando mis padres se separaron yo me quedé con mi madre que trató de darme lo mejor, pero yo no lo veía, no valoraba nada de lo que tenía ni escuchaba a nadie. Las heridas fueron causando una rebeldía muy grande. Comencé a salir con amigos equivocados, ir a la discoteca y  de a poco entré en las drogas y otras cosas malas.

Un día mi padre me dijo que iba a entrar en la Comunidad porque quería ser un buen padre, pero a mí no me importaba y cada vez me hundía más en el pozo sin salida de la soledad y la tristeza. Llegó un momento que no podía conseguir dinero para las drogas y empecé a robar. Dejé la escuela y ya nadie confiaba en mí. Tuve problemas con la justicia y terminé preso. Allí me di cuenta que estaba viviendo mal y que mi orgullo no me dejaba aceptar la ayuda de mi padre que me quería hacer entrar en la Comunidad. Me sentí tan mal que pedí su ayuda. En un principio me costó entender que fue un milagro de Dios poder estar en esta gran familia y salir del mal en que vivía.
Aquí encontré la libertad, la amistad y la verdad y soy feliz viviendo en una Comunidad en que, gracias a Dios y a María encontré la vida. Ellos me dan la fuerza día a día para elegir este camino de luz. En la Comunidad estoy aprendiendo mucho y siento en el corazón el deseo de crecer en la fe y en las enseñanzas de Madre Elvira quien, gracias a su “sí” a Dios nació esta gran familia que continúa creciendo. Estoy contento de formar parte de esta obra de Dios. Gracias.

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