AMIGOS DE PARAGUAY EN SALUZZO

banner paraguay3banner paraguaySaluzzo, 1-2 octubre 2017

Santa Teresita, patrona de las misiones, nos regaló la agradable visita de algunos amigos de Paraguay, junto al Arzobispo de la Diócesis de Asunción, S.E.R. Mons. Edmundo Valenzuela.
Siempre es emocionante ver cuántos kilómetros están dispuestos a hacer estos amigos de tierras lejanas, ya sea para conocer mejor la realidad de la Comunidad Cenacolo, o bien para pedir por la posibilidad de abrir una fraternidad en su país, donde los problemas de la droga y de la desorientación de los jóvenes es cada vez más relevante.

La pequeña semilla de fe que el Señor sembró en el corazón de Madre Elvira, verdaderamente es capaz de mover montañas y de suscitar esperanza en muchos corazones!

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Los amigos paraguayos, Paola y Gustavo, hace años que están en contacto con el grupo de oración de Argentina y con nuestra fraternidad. Por eso, a partir de 2012 comenzaron a golpear a las puertas del Cenacolo varios jóvenes provenientes de Paraguay: en nuestras fraternidades de América Latina hoy hay quince jóvenes de esta tierra.

La misión de estos amigos en Saluzzo fue bendecida en la Santa Misa del domingo: para recibirlos y rezar con ellos había un buen grupo de jóvenes que hablaban el español junto a nuestros sacerdotes, Padre Stefano, don Michel y don Andrea. Por la mañana del día de los Ángeles Custodios, S.E.R. Mons. Edmundo Valenzuela celebró la Santa Misa con las hermanas y los amigos en la Casa de Formación, en Pagno.
En su homilía, el Arzobispo nos habló de estos ángeles, que no tienen una dimensión espiritual sino concreta, tanto que cada uno los podemos encontrar en carne y hueso. Parecía que se refería al Ángel Custodio que encontramos en la Comunidad al comienzo de nuestro camino y que nos ayudó en nuestras primeras dificultades. ¡Durante la celebración también vino Madre Elvira, quien le regaló a todos abrazos y sonrisas!

Por la tarde nos encontramos en Saluzzo con todos los jóvenes y algunos misioneros que están por partir: Mons. Valenzuela, en perfecto italiano, explicó quiénes son y para qué vinieron a Italia, pidiendo oración a los presentes y hablándoles de la belleza y de la necesidad de la vocación misionera. “El Señor ha sembrado abundantemente, ahora ustedes pueden donarse, diciendo su propio “aquí estoy”: cada buen cristiano, cada día, debe decir “sí” a la vida.”
Al día siguiente nos saludamos con mucha paz y el corazón lleno de alegría por tantas cosas bellas vividas: muchas sonrisas y abrazos, signo de una amistad afianzada en el Señor. Le encomendamos al Señor todo lo que el Espíritu Santo ha sembrado en estos días.

¡Gracias Madre Elvira por tu “sí”que aún hoy nos ayuda a recibir con los brazos abiertos a muchos jóvenes que llegan de las tierras más lejanas!

 

TESTIMONIO DE LOS AMIGOS DEL PARAGUAY

En el primer día del mes de Octubre, fiesta de Santa Teresita del Niño Jesús, un grupo de amigos del Paraguay llegamos a la Casa Madre de la Comunidad Cenáculo, allí donde Madre Elvira había comenzado esta hermosa obra de Dios, acompañando al Arzobispo, S.E.R. Edmundo Valenzuela, con el corazón cargado de emoción.
Para nosotros, los amigos paraguayos de la Comunidad Cenáculo, llegar hasta la colina de Saluzzo, acompañando a nuestro Arzobispo, fue la concreción del anhelo de muchísimos padres y madres de familia, sacerdotes y consagrados paraguayos que, preocupados por el daño que las adicciones causan a los jóvenes de nuestro país, están rezando desde hace años por una fraternidad de la Comunidad Cenáculo en Paraguay.
Padre Stefano, Padre Andrea, Padre Michel, las hermanas y los jóvenes, nos recibieron con la calidez y la alegría que caracteriza a la Comunidad Cenáculo, y comenzamos la visita de la mejor forma posible, en acción de gracias con la Santa Misa. Al día siguiente, Fiesta de los Ángeles Custodios, tan importantes en el camino cenacolino, compartimos con el Arzobispo, los sacerdotes y las hermanas, la Santa Misa en la Casa de Formación de Pagno. Después de la celebración, nuestra tan querida Madre Elvira nos bendijo con su presencia llena del Espíritu Santo, que tocó y cambió para siempre cada uno de nuestros corazones.
Damos gracias a Dios por la vida de su amada hija, Madre Elvira, quien con su vida donada al Señor sigue salvando las vidas de los jóvenes, los niños y las familias que resucitan cada día a una vida nueva en las fraternidades de la Comunidad.
¡Recibimos tanto, tanto, tanto en esta visita! Hay tanto para agradecer que faltan las palabras. La presencia viva de Jesús en la Eucaristía, celebrada en Comunidad, las homilías del Arzobispo, cada conversación con Padre Stefano, Padre Andrea, Padre Michel, con cada una de las hermanas; las sonrisas, las palabras y las miradas llena de luz de los jóvenes, rezar el Rosario caminando por la colina de Saluzzo… hemos recibido, en el abrazo de la Comunidad Cenáculo, el signo concreto de que “nada es imposible para Dios”, hemos regresado a casa renovados en la fe, en la esperanza y en el amor de Dios, fortalecidos para seguir caminando, de la mano de Jesús y de María, este camino tan precioso, el camino de la Comunidad Cenáculo.

 

paraguay carmen

 

 

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