Hugo

 

En Mercedes

“Pide y se te dará, busca y encontrarás, llama y se te abrirá”

Hola a todos, me llamo Hugo, tengo 31 años, soy peruano y hace algunos años que vivo en Comunidad Cenacolo y estoy muy contento de poder compartir mi vida. Vengo de familia muy humilde, mis padres trabajaban mucho para llevar el alimento a casa. Recuerdo que cuando tenía 12 años había muchas necesidades ya que somos seis hermanos. Las discusiones entre mis padres aumentaban por querer satisfacer nuestras necesidades y al final mi padre se fue de casa. Yo no podía aceptar esta situación entre ellos y salí de casa, me fui a vivir con mis abuelos rechazándolos a los dos. No entendía todo, solo que mis padres no estaban juntos y yo no lo podía aceptar. Luego de dos años con mis abuelos volví a casa con mi madre. Ya me sentía más independiente y trabajaba. Con dinero en el bolsillo comencé a manejarme solo. Con los amigos de la escuela y del barrio llegó la bebida, como un juego, una diversión, pero se volvió algo serio y cuando mis padres lo supieron, no pudieron controlarme ya que siempre faltó el diálogo en casa y yo sabía cómo manipular y hacerlos sentir culpables por todo lo pasado en mi vida. Solo llantos de mi madre que no sabía cómo ayudarme cuando llegaba el fin de semana, y los amigos empujándome cada vez más hasta llegar a la droga y cada vez más bebida. Sin dirección ni objetivos, totalmente perdido, solo quería diversión y vida fácil, robé y me metí en problemas hasta que caí preso. Me di cuenta que allí ya no hay más amigos, sólo los que te quieren de verdad; mi madre con sus lágrimas y su dolor trataba de ayudarme. Gracias a ella conocí al Padre Felipe que me habló de la Comunidad, me parecía imposible, que no era para mí. Cuando fui al primer coloquio fue peor pero me sentía triste, vacío, sin fuerza para vivir y la Comunidad era como una luz. Hoy puedo decir que estoy vivo gracias al “Sí” de Madre Elvira que tuvo el deseo de ayudar a los jóvenes perdidos. Hoy he encontrado el sentido de vivir, de tener un amigo y ser amigo, el sentido de la responsabilidad, apreciar mi vida y a mi familia. Vivir en Comunidad me ayuda cada día a vivir en el bien y también me sorprende continuamente…

Hugo

Quiero agradecer a Dios por esta oportunidad de enseñarme a vivir en la simplicidad, aceptarme como soy y también poder confiar en mí ya que formo parte de un lindo grupo que nos estamos preparando para abrir una nueva casa en Perú. Doy gracias porque me siento parte de esta gran obra de Dios y poder donar la vida a quienes lo necesiten, con mis pobrezas, defectos, incoherencias, pero con muchas ganas de levantarme cuando caiga y recibir la Misericordia de Dios.

Jesús, te agradezco por el “sí” de Madre Elvira, por su vida donada a nosotros, por todo el amor recibido y por haberme devuelto la dignidad, la esperanza, la alegría, que encontré en la Comunidad.
¡Gracias Elvira por caminar con nosotros!

Hugo